Todo debe ser contado al menos una vez, aunque como había dictaminado un escritor con su autoridad literaria, deba ser contado según los tiempos, Javier Marías.

jueves, 24 de febrero de 2011

De lo que veas, créete la mitad; de lo que cuenten, nada.

Hoy hemos tenido el placer de recibir en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias de la Comunicación a Juan Jesús Quirós, periodista especializado en periodismo deportivo, que nos ha ofrecido una serie de conocimientos sobre la realidad de una manera muy amena, divertida y, sobre todo, sincera.

Para comenzar, afirmaba en su ponencia que en el periodismo deportivo se precisaba, ante todo, vivacidad y persistencia. “En el periodismo deportivo tienes que contar lo que estás viendo, sentir lo que estás contando”, eran las palabras de Quirós. Palabras que, en mi opinión, podrían trasladarse a cualquier ámbito del periodismo, pero dándole un mayor porcentaje de importancia a la primera parte de dicha oración y sin abusar de ese ‘sentimiento’, que no debería ser otro que el de sentirse complacido y realizado con la tarea y la profesión que se está ejerciendo; sólo para no entrar en términos de opinión y subjetividad, de manera que debemos ser capaces de cuestionarlo todo.

Por otro lado, gracias a Internet recibiremos una cantidad exhaustiva de comunicados, bien a través de Facebook o incluso de Twitter. Y es que, independientemente de la especialidad, siempre va a correr a cargo del periodista esa función de ‘seleccionador’, esa especie de ‘don crítico’ que debemos aprender a desarrollar y usar con cautela. “Que seamos periodistas no quiere decir que tengamos que contar toda la información que nos llegue”; debemos determinar nuestras propias fuentes, pues van a establecer la función que realicemos en el futuro. Pero desgraciadamente, gran parte de esas fuentes son fuentes interesadas. Por un lado estará el de la empresa donde trabajemos, y por otro el de los promotores, llegando un punto en el que lo importante no es la persona, sino el cargo que va detrás. Otro de los inconvenientes que hace difícil la tarea del periodista es la de estar sometido a continuas presiones. Pero debemos preguntarnos y tener presente por qué hay informaciones que no salen a la luz y que, indirectamente, hay otras muchas noticias que han sido ‘compradas’.

Sin duda alguna, corre de nuestra cuenta el verificar esas fuentes, pues la credibilidad es una virtud “muy difícil de ganar y muy fácil de perder”. Además, parece que la profesión del periodista va unida a ese “dogma de fe” en el que la audiencia determina que todo lo que sea contado por éste ha de ser cierto. Y la realidad es que se cometen numerosos errores. Como ejemplo, en virtud al periodismo deportivo, bromeaba con que si hiciéramos caso a todos los fichajes que se han publicado en el R. Madrid hasta la fecha, el equipo dispondría actualmente de casi 600 jugadores. A lo que un asistente entre el público respondía que “ni aún así ganaría”, bromeaban. La cuestión es que este ejemplo podría trasladarse a cualquier sección periodística. Pero lo que Juan Jesús Quirós quería transmitirnos, es que para aprender a comunicar con exactitud es muy importante realizarnos primero las preguntas a nosotros mismos para después ser capaces de transmitírselas a los demás.

miércoles, 23 de febrero de 2011

¿De qué hablamos hoy?

No. No pienso hablar del 23-F hoy y ahora, aunque se cumplan 30 años desde que sucedió el gran acontecimiento histórico, porque podemos hablar de ello después de la revuelta y, porque aunque forme parte de nuestra historia y apenas queden sobrevivientes, creo que es más importante echar un vistazo al presente; porque los medios pueden hacer mucho más con esos datos que actuar como meras enciclopedias históricas. Tampoco vamos a interrumpir el informativo para comentar la millonada que acaba de conseguir el último concursante de Pasapalabra, hoy no. Ni opinar demasiado sobre el debate que toma por objeto el futuro del periodismo, porque Internet ha querido jugarme una mala pasada y por consecuente no he podido disfrutar de él. Por unos días, vamos a olvidarnos de la imagen de Berlusconi para dar paso a otras noticias, a otras figuras que, en apariencia, no difieren mucho de antepasados tiranos; de Gadafi, tirano banderas por excelencia que ha decidido amenazar con masacrar a las ‘ratas’ que se manifiesten por su ‘libertad’, y que ahora apuesta por construir un campo de golf, un hotel y una gran urbanización residencial en plena Costa del Sol. Dejo a un lado la impotencia, la falta de decisiones y las preocupaciones que se ciernen en la inmigración antes que en el número total de muertos que sigue en aumento y al borde de una guerra civil. Busco la comunicación, la que va más allá de las armas y de simples sanciones que no acaban por solucionar nada. Busco las miradas perdidas, tanto las de desolación de los protagonistas del conflicto como la de los que desde fuera se dan la vuelta y se olvidan del asunto para dedicarse a otras cosas, como si el tema no fuera con ellos. Pero no podemos olvidar que lo ocurre a nuestro alrededor tarde o temprano acaba por afectarnos en algún momento, y ni aunque esto ocurriera, veo justo cruzarnos de brazos y mandar un avión para salvar a los nuestros y no buscar soluciones más amplias que de algún modo puedan servir de ayuda. ¿Es que XXI siglos de experiencia no han servido para nada?

A esta hora sólo deseo cerrar los ojos, como ya hacen muchos, y despertar mañana creyendo que todo esto no ha sido más que una pesadilla. Quizá mañana haya de qué hablar.

miércoles, 16 de febrero de 2011

¿Perdón y cuenta nueva?

No es la primera, pero puede que tampoco sea la última. ¿Es público todo lo que hay en la Red? ¿Podemos beneficiarnos económicamente del trabajo ajeno si éste se encuentra en Internet? ¿Es que no existe ninguna identidad detrás de las miles de creaciones que conviven en el ciberespacio? Ayer un blog de El país publicaba sobre el plagio de las camisetas de la nueva temporada que la cadena de Inditex ha sacado al mercado. Se trata de una serie de prendas que calcan literalmente fotografías de jóvenes adolescentes encontradas en blogs y que han posado involuntariamente para la empresa. La cuestión ya no es solo discutir sobre los derechos de autor de dichas fotografías sino sobre el derecho de imagen. Ya no me extrañaría si mañana nos despertásemos cada uno de nosotros con una camiseta ‘a nuestra imagen y semejanza’. Y es que, ¿qué precio poner a las ideas?

Las grandes empresas se hacen entre todos, por algo somos sus consumidores, sus clientes, su pan de cada día; pero no de este modo, porque las empresas también pierden credibilidad. En este caso, la cadena ha actuado rápido, ha pedido disculpas además de retirar de inmediato todas las camisetas de sus tiendas e investigar sobre el asunto; pero siempre eximiéndose de toda culpa.

En mi opinión, todos somos libres de copiar siempre y cuando nuestro ‘trabajo’ ilustrado no sea utilizado con ánimo de lucro. Múltiples diseñadores de grandes y pequeñas empresas, a los que se les exige una cantidad ingente de diseños, deciden ‘calcar’ simples fotografías que encuentran publicadas por la red. Es fácil esquivar las marcas de agua dibujando en papel, pero esas marcas de agua significan que una identidad se esconde tras esa creación. No hablamos de un banco de imágenes gratuitas, sino de blogs personales de jóvenes autores y creadores que invierten su tiempo y energías en darse a conocer; y de esta manera les han demostrado que no merece la pena intentarlo ni luchar contra quien tiene el monopolio, que es muy fácil beneficiarse del trabajo ajeno a las espaldas del verdadero ingenuo. Si nos gusta su trabajo, siempre podemos ofrecerles un contrato o, a lo sumo, pedirles autorización. Qué menos que citarles como fuentes originales de la obra. A los periodistas siempre se nos exige la citación y autenticidad de las fuentes, algo que debería extenderse para la vida en general, aunque sólo sea por educación. Pena me da que, en resumidas cuentas, esto puede traducirse en cualquier parte del mundo y en cualquier oficio.