Parece que mientras el ser humano nace, se reproduce y muere, la historia resucita de sus cenizas cual fénix. Pero no por ello hemos de quitarle importancia al presente. Que un hecho pasado vuelva a repetirse en el presente solo quiere decir dos cosas en el mundo del periodismo y en el mundo que nos atañe a todos: que algo mal hemos hecho, a lo que reitero una misma pregunta que ya hice anteriormente, ¿es que XXI siglos de experiencia no han servido para nada?; y otra, que el periodista ya no se sirve de un solo calendario donde cada cierto tiempo nos acompaña y nos recuerda que es el día de la mujer, del maltrato, de la tierra, del sida, del padre, de la madre, la vuelta al cole, el discurso del rey (todos los años igual)… Ya no son solo fechas sino también noticias, historias. No es la primera vez que Gadafi tiene su aparición en televisión, la economía española no es la primera (y opino que no será la última) que se estanca en una crisis (recordemos la repercusión de la crisis del 73), el medio ambiente siempre será algo a tener en cuenta (sobre todo si no nos concienciamos de que no podemos estar andando continuamente por encima del medio ambiente, hay cauces que a veces se desbordan y no vuelven atrás), límites de velocidad que a veces se utilizan como recurso para superar otros problemas (supongo que de la historia se aprende, al fin y al cabo, no somos tan ‘libre pensadores’ como creemos, estamos vinculados por un pasado).
Como afirman algunos medios, es cierto que la portada del periódico Ya de 1974 podría ser la misma publicada esta mañana, pero yo no utilizaría esto para quitarle importancia a lo que hoy está ocurriendo. Parte de mí piensa que no solo es banalización lo que hay detrás. Es cierto que desconocemos y que todos nos preguntamos quién es el guiñol que decide todo esto, es la historia, es el azar, es, ¿quién? El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y hasta más. Mientras haya dinero en esta tierra seguirán existiendo crisis, seguiremos luchando por piedras y papeles con números a las que les damos valor, tanto como para no poder vivir sin él. Mientras haya petróleo existirán las guerras. Solo son juguetes de poder que sirven para patalear. ¿Alguien ha dicho poder? Mientras siga habiendo dictaduras, mientras haya revueltas, muertos, explosiones nucleares, tsunamis… no me importa que me repitan la historia, lo prefiero al silencio. Homo homini lupus, el hombre es un lobo para el hombre.
La historia es cíclica sí, el eterno retorno de la vida, ¿no os suena? Nietzsche ya especulaba sobre ello: “Hay que amar la vida como si se quisiera volver a vivirla porque todo se repite eternamente. Este amor proporciona al ser humano la capacidad para ir superándose continuamente”. Sí, ahí está la clave, en que debemos “superarnos”. Y si él se dio cuenta de esto hace solo un par de siglos, no quiero pararme a pensar de cuán tiempo atrás podríamos estar hablando. No sé si atenerme a la espera de los dinosaurios y a la caída de un nuevo meteorito... volver a empezar, sí, otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario