Recogiendo todas estas últimas ideas, nos lleva a razonar sobre la Teoría del Medio de McLuhan como consecuencia del desarrollo sucesivo de los medios, pues su teoría se basa en tres ponencias: que todos nuestros actos están inspirados en los medios de comunicación, que los medios de comunicación no son sólo un instrumento sino que sirven para fijar nuestras percepciones y organizar nuestras experiencias, y por último, que los medios de comunicación ponen en contacto al mundo. Mas como dice McLuhan: “el medio es el mensaje”, y al igual que este pensador, podemos dividir entonces la historia de la civilización en tres periodos. En un primer tramo nos toparíamos con lo que éste denomina la “Aldea Tribal”, entendiéndolo como un periodo analfabeto hasta la aparición del alfabeto, que se inicia con la invención de la escritura hasta la aparición de la imprenta alrededor del año 1440. A partir de entonces se daría cabida a la segunda etapa o “Galaxia Gutenberg” (creador de la imprenta), que comprende desde la difusión de la misma hasta las primeras décadas del siglo XIX con la creación del telégrafo en 1866 por Weber y Gauss. Y en última instancia la “Galaxia Marconi” (creador de un sistema de telegrafía sin hilos, T.S.H., o radiotelegrafía). Y a raíz de ahí la aparición de todos los mass media cuyas funciones son las de formar, informar y entretener, buscando un beneficio económico e intentando influir ideológicamente en su público a través de la publicidad. Y con todo ello podemos caer en lo que Marshall McLuhan denominó “determinismo tecnológico”, doctrina que sostiene que los cambios sociales y culturales vienen determinados por las fuerzas técnicas.
Pero todos estos cambios tecnológicos (tanto para bien como para mal) nos han llevado a percibir parte de la realidad (quedando otra parte como incandescente). Y conocer el mundo hoy día es para nosotros de vital importancia, pues andar a ciegas sería arriesgarse a tropezar cien veces con la misma piedra. Pero ya no hablamos sólo de información actual, sino de cultura en general. Pues esa degradación de la información hace que la historia carezca de credibilidad, sobretodo si nos concienciamos de que la cultura de la sociedad actual se basa en los medios (principalmente televisivos) y no en los libros. No puede ser que la población esté empeñada en atribuir un alto porcentaje de credibilidad a todo lo que nos ofrecen los medios y éstos se empeñen en hacernos perder esa capacidad. Podemos descartar también los periódicos, pues la lectura ya es una acción desfasada para algunos. Y no basta con notificar el hecho y el lugar, sino que además necesitamos verlo para corroborarlo. La actual supremacía de la imagen sobre el texto. Como cita en su libro Sartori: “Para el hombre que puede ver, lo que no ve no existe”, y nos encontramos con ello a raíz de la aparición de la televisión en los años 30. Pero, ¿qué pasa con lo no visualizable? El resultado, como señala el autor, es haber caído en el sensismo, donde las ideas son un calco de la experiencia sensible, enfrentándose de manera radical a todo intelectualismo. Y así lo declara la escuela empirista. Es cierto que desde un primer punto de vista las sensaciones son los elementos básicos del conocimiento, pero como afirmaba Kant (contrario a ésta filosofía), el conocimiento no debe basarse únicamente en la experiencia sensible, sino que ésta debe ser guiada por la razón, quien nos aportará el impulso hacia la acción de conocer.
El problema de la sociedad “teledirigida” es que vive en total dependencia de los medios de comunicación. Se deja llevar por lo que ven sus ojos en una imagen, y no repara en las miles de cuestiones, mentiras o simplemente falta de información que puede haber tras ellas. Se conforma con lo que ve, y no se molesta en razonar, criticar, hacer preguntas, y simplemente porque la duda no existe, ya que si lo dicen los medios dignos son de ser creídos. Una capacidad de abstracción totalmente derruida.
Parafraseando a Sartori: “Los medios destruyen más saber del que trasmiten”.
Pero todos estos cambios tecnológicos (tanto para bien como para mal) nos han llevado a percibir parte de la realidad (quedando otra parte como incandescente). Y conocer el mundo hoy día es para nosotros de vital importancia, pues andar a ciegas sería arriesgarse a tropezar cien veces con la misma piedra. Pero ya no hablamos sólo de información actual, sino de cultura en general. Pues esa degradación de la información hace que la historia carezca de credibilidad, sobretodo si nos concienciamos de que la cultura de la sociedad actual se basa en los medios (principalmente televisivos) y no en los libros. No puede ser que la población esté empeñada en atribuir un alto porcentaje de credibilidad a todo lo que nos ofrecen los medios y éstos se empeñen en hacernos perder esa capacidad. Podemos descartar también los periódicos, pues la lectura ya es una acción desfasada para algunos. Y no basta con notificar el hecho y el lugar, sino que además necesitamos verlo para corroborarlo. La actual supremacía de la imagen sobre el texto. Como cita en su libro Sartori: “Para el hombre que puede ver, lo que no ve no existe”, y nos encontramos con ello a raíz de la aparición de la televisión en los años 30. Pero, ¿qué pasa con lo no visualizable? El resultado, como señala el autor, es haber caído en el sensismo, donde las ideas son un calco de la experiencia sensible, enfrentándose de manera radical a todo intelectualismo. Y así lo declara la escuela empirista. Es cierto que desde un primer punto de vista las sensaciones son los elementos básicos del conocimiento, pero como afirmaba Kant (contrario a ésta filosofía), el conocimiento no debe basarse únicamente en la experiencia sensible, sino que ésta debe ser guiada por la razón, quien nos aportará el impulso hacia la acción de conocer.
El problema de la sociedad “teledirigida” es que vive en total dependencia de los medios de comunicación. Se deja llevar por lo que ven sus ojos en una imagen, y no repara en las miles de cuestiones, mentiras o simplemente falta de información que puede haber tras ellas. Se conforma con lo que ve, y no se molesta en razonar, criticar, hacer preguntas, y simplemente porque la duda no existe, ya que si lo dicen los medios dignos son de ser creídos. Una capacidad de abstracción totalmente derruida.
Parafraseando a Sartori: “Los medios destruyen más saber del que trasmiten”.
No lo he comprendido del todo, pero te he buscado en la lista de los blogs que sigo, y tienes que actualizar, con eso te lo digo todo, jajaja.
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