Todo debe ser contado al menos una vez, aunque como había dictaminado un escritor con su autoridad literaria, deba ser contado según los tiempos, Javier Marías.

miércoles, 23 de febrero de 2011

¿De qué hablamos hoy?

No. No pienso hablar del 23-F hoy y ahora, aunque se cumplan 30 años desde que sucedió el gran acontecimiento histórico, porque podemos hablar de ello después de la revuelta y, porque aunque forme parte de nuestra historia y apenas queden sobrevivientes, creo que es más importante echar un vistazo al presente; porque los medios pueden hacer mucho más con esos datos que actuar como meras enciclopedias históricas. Tampoco vamos a interrumpir el informativo para comentar la millonada que acaba de conseguir el último concursante de Pasapalabra, hoy no. Ni opinar demasiado sobre el debate que toma por objeto el futuro del periodismo, porque Internet ha querido jugarme una mala pasada y por consecuente no he podido disfrutar de él. Por unos días, vamos a olvidarnos de la imagen de Berlusconi para dar paso a otras noticias, a otras figuras que, en apariencia, no difieren mucho de antepasados tiranos; de Gadafi, tirano banderas por excelencia que ha decidido amenazar con masacrar a las ‘ratas’ que se manifiesten por su ‘libertad’, y que ahora apuesta por construir un campo de golf, un hotel y una gran urbanización residencial en plena Costa del Sol. Dejo a un lado la impotencia, la falta de decisiones y las preocupaciones que se ciernen en la inmigración antes que en el número total de muertos que sigue en aumento y al borde de una guerra civil. Busco la comunicación, la que va más allá de las armas y de simples sanciones que no acaban por solucionar nada. Busco las miradas perdidas, tanto las de desolación de los protagonistas del conflicto como la de los que desde fuera se dan la vuelta y se olvidan del asunto para dedicarse a otras cosas, como si el tema no fuera con ellos. Pero no podemos olvidar que lo ocurre a nuestro alrededor tarde o temprano acaba por afectarnos en algún momento, y ni aunque esto ocurriera, veo justo cruzarnos de brazos y mandar un avión para salvar a los nuestros y no buscar soluciones más amplias que de algún modo puedan servir de ayuda. ¿Es que XXI siglos de experiencia no han servido para nada?

A esta hora sólo deseo cerrar los ojos, como ya hacen muchos, y despertar mañana creyendo que todo esto no ha sido más que una pesadilla. Quizá mañana haya de qué hablar.

1 comentario:

  1. Sin palabras me has dejado...
    Creo que esta se ha convertido en mi entrada favorita.

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