Todo debe ser contado al menos una vez, aunque como había dictaminado un escritor con su autoridad literaria, deba ser contado según los tiempos, Javier Marías.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

"Tanta historia para tan poca geografía"

Como comentábamos, ayer la figura de Henrique Cymerman paseaba por el Aula Magna de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga, seguido de un acto de reconocimiento por su labor periodística en Oriente Medio.

Henrique Cymerman es un periodista portugués con raíces españolas. Actualmente trabaja como corresponsal en Oriente Medio para La Vanguardia, desde 1991; Antena 3 desde 1992, y también para la cadena portuguesa SIC.

El periodista cuenta con gran experiencia en la zona de conflicto entre Palestina e Israel. Alegaba que Jerusalén seguía siendo el centro del mundo: "En un solo barrio de Jerusalén hay más corresponsales extranjeros que en todo el continente africano". Y es que la cobertura mediática sobrepasa los límites con respecto a conflictos sucedidos en otros países o continentes; como por ejemplo en Sudán, donde no existen medios humanos suficients para informar de una serie de trances que se suceden sin ningún testigo y que acaban siendo olvidados en el tiempo, en la memoria de nadie. Aunque sin duda, sugiere la importancia de las repercusiones que las noticias ocasionadas en Jerusalén pueden concurrir en el resto del mundo: "Cuando alguien en Jerusalén estornuda, otro en EEUU se resfría". Y es que ya son cerca de 1500 corresponsales extranjeros los que ocupan la ciudad. "Es tal el eco mediático, que a veces nos olvidamos que es un territorio más pequeño que Galicia", señalaba Cymerman. Actualmente hay unas 25 cadenas de televisión árabes que transmiten en directo desde Jerusalén, también para territorio occidental.

Cymerman hablaba de la honestidad del periodista como una obligación: "Ser objetivo es probablemente imposible, nos dirán los científicos, pero la honestidad es una obligación como periodista"; "hay que dejar hablar a las dos partes y no escribir la crónica antes que la noticia". Y es que hablamos de una zona en la que los dos lados no se encuentran y donde los periodistas son una excepción porque cruzan las líneas a diario: "dos mundos enfrentados". Y eso que desde la ciudad de Jerusalén a la ciudad palestina de Ramallah tan sólo hay una distancia de 15 minutos. "Las cosas en Oriente Medio no son lo que parecen en el primer momento, hay que buscar cuál es la realidad con la que tú te encuentras". Pues, el periodista afirma, que trabajar en Oriente Medio es como realizar una doble corresponsalía.

Sólo desde hace un par de años aparece en los mapas palestinos Jerusalén y en Israel la línea verde. Los jóvenes israelíes y palestinos desconocían la existencia, los pensamientos y los sentimientos que podían existir al otro lado. Y es que estar a favor de uno no quiere decir que haya que estar en contra del otro.

martes, 16 de noviembre de 2010

Israelíes y Palestinos cocinan por la paz

En el Aula Magna de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, quedaba inaugurada hoy la jornada de Málaga, luminar de culturas. Israelíes y Palestinos, que continúa mañana miércoles 18 en el hotel AC Málaga Palacio bajo el título de Cocina por la paz. Se trata de una jornada dedicada a la paz y a la convivencia en Oriente Medio, "haciendo de la comida un diálogo para la convivencia en una parte del mundo que vive la parte amarga del conflicto y del sufrimiento", nos comentaba Juan Antonio García Galindo, decano de la Facultad. Junto a él presidían el acto Adelaida de la Calle, rectora de la Universidad, y Samuel Perea, cocinero malagueño. Durante el episodio han participado otros cocineros provenientes de las zonas de conflicto como Víctor Gloger (Israel), quien expresaba su regreso de Jerusalén a Andalucía como el regreso a la convivencia: "el regreso simboliza el lugar en el que las tres culturas han convivido"; y Ahma Nawaf (Ramallah, Palestina) hablaba de la cocina como una forma de expresar parte de la cultura y costumbres de cada país: "la historia ha demostrado que no se puede eliminar una cultura que tiene que ver con la sociedad".

Parte del protagonismo de la jornada se lo ha llevado el acto de reconocimiento al periodista Henrique Cymerman, actual corresponsal en Oriente Medio de La Vanguardia y Antena 3, al que se le ha homenajeado por su excelente labor profesional y libertad de expresión. El decano de la Facultad le hizo entrega de un obsequio en nombre de la Universidad de Málaga.

Cymerman, en su intervención, nos habló de su trayectoria profesional como corresponsal en la zona de conflicto y afirmó que "en los mapas medievales Jerusalén era el centro del mundo, y aún lo sigue siendo para muchos"; y es que cada vez llegan más periodistas de cualquier parte del mundo a esta zona. "En Sudán también se producen numerosas catástrofes, pero sin presencia humana y/o de corresponsales", apuntaba.

Por último, también estuvo presente Aaron Barnea, pacifista israelí y representante del Círculo de Padres-Foro de Familias, ONG integrada por padres palestinos e israelíes que han perdido a sus hijos en el conflicto de Oriente Medio, acompañado de la presencia de dos madres representantes de cada pueblo: Eman Almasri y Shlamit Tamara Ravinowitz.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Bangladesh: el derecho a la educación

"Toda persona tiene derecho a la educación". Así lo expuso en el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, sin ninguna distinción política y territorial. Y es que el acceso a una educación básica universal es uno de los Objetivos del Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas, programa que en el año 2000 fue respaldado por más de 180 países. El compromiso principal radicaba en combatir la pobreza a través de ocho objetivos específicos para 2015 como: erradicar la extrema pobreza y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades; asegurar la sostenibilidad del medio ambiente y construir una asociación mundial para el desarrollo. Pero muchos de estos principios no son más que consecuencias de la educación; y es que gracias a ella se podrían prevenir otros problemas si inculcáramos en sus habitantes las posibles precauciones ante dichas enfermedades o el respeto por los derechos del contrario, equilibrando así los derechos del hombre y la mujer. Además, la educación aumenta las posibilidades de acceder a un empleo digno. Así pues, estos serán los dos focos principales de actuación: el acceso universal a la educación primaria, y la continuidad del sistema educativo en base a la formación y empleabilidad de jóvenes y mujeres.

A pesar de que cada vez son más los niños que acceden a una educación digna, los avances aún son lentos y, sobre todo, desiguales de una localización a otra. El problema radica cuando entre sus habitantes no existe conciencia sobre la importancia de la educación para el futuro desarrollo de sus hijos y de su comunidad, además de no tener conocimiento de sus derechos por lo que no reciben aliento ni asistencia para hacerlos valer. Así ocurre en Bangladesh, que además de tratarse del séptimo país más poblado del mundo y con más densidad de población después de Pakistán, posee una elevada tasa de pobreza seguida de un alto índice de analfabetismo. Según datos provenientes de CIA World Factbook, sólo un total de 47.9% mayores de 15 años sabe leer y escribir, un 54% de los hombres frente a un 41.1% de las mujeres.

Los niños y niñas de Bangladesh de entre 6 y 11 años de edad procedentes de zonas urbanas que tienen ocasión de asistir a la escuela primaria, lo harán por un promedio de 5 años. La educación primaria es gratuita y obligatoria. En cambio la educación secundaria, que se extiende por otros 5 años, generalmente no lo es, aunque el gobierno de Bangladesh paga por la educación secundaria de niñas que habitan en la zona rural para animarlas a continuar sus estudios. A posteriori, muy pocos continúan estudiando otros dos años para conseguir el certificado de educación más alta y acceder seguidamente a la Universidad. Por otro lado, en Bangladesh existe un fenómeno de migración procedente de las áreas rurales a las urbano-marginales, conocidas como "slums" (barrios marginales), lugares en los que las posibilidades de acceder a la educación son nulas. No existen pues, ni centros educativos ni recursos suficientes por parte de esas familias para poder costear unos estudios. Así nos encontramos con una de las zonas marginales de Bangladesh, su capital, Dacca, donde habitan millones de niños sin escolarizar y sin nigún tipo de atención sanitaria.

El Gobierno de Bangladesh, por su parte, reconoce la importancia del acceso a la educación primaria universal, pero los recursos dedicados a la formación por parte del Gobierno y las ayudas internaciones no son suficientes. La Unión Europea es el mayor donante, con casi un 60% de la ayuda total. Desde el año 2000 la UE ha doblado su ayuda: en 2009, los países integrantes de la UE donaban el 0.42% de su renta nacional, y uno de sus objetivos es ascender al 0.7% en 2015. La Unión Europea secunda los esfuerzos por aumentar el número de matrículas en centros escolares de niños entre las poblaciones más pobres a través de la abolición de los gastos de escolaridad, el impulso a la contratación y formación de profesores, la construcción de escuelas en zonas carentes de servicions y el fomento de la igualdad de géneros en la escuela. Y es que la educación tiene por objeto "el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales" (Art. 26, DUDH).